viernes, 21 de marzo de 2008

Propuestas para mejorar la matrícula profesional de Mendoza

Actualmente un interesante número de abogados me ha propuesto ejercer el digno cargo de Presidente en las elecciones de 2008 para el Colegio de Abogados y Procuradores de Mendoza. Hace cuatro años que estoy en el Directorio siguiendo un determinado estilo, y ahora un amplio sector que comulga con estas ideas me ha honrado con tal designación.
Soy un firme convencido de que nuestro sector, la Abogacía, tiene los mismos derechos que otros sectores a conseguir un resguardo y defensa. Si usted es médico, contador, empleado de comercio, etc., tiene su organización que agrupa los intereses profesionales y lo defiende. Nosotros no conocemos una gestión así.
Mi interés es llevarla a cabo.
¿Cómo? Primero con el establecimiento de los fines a los que se quiere llegar. Nuestra profesión necesita más respeto, más beneficios para trabajar y para la vida privada, más conocimientos para enfrentar los retos laborales, más participación en la dirección de su vida profesional, más protagonismo en el ámbito de ejercicio propio, el Poder Judicial.
Establecidos estos fines, la instrumentación corre por cuanta de dos partes: los profesionales del Directorio y los que a través de las Comisiones y departamentos nos acompañen.
Se dará pleno recurso a las comisiones para que trabajen y propongan mejoras a los intereses de su sector, se jerarquizará el trato hacia los profesionales con campaña y denuncia cuando las faltas ocurran, se intentará una modificación de la ley orgánica de tribunales basada en mayor protagonismo del profesional, verdadero pilar del Servicio de Justicia, se mejorarán los códigos procesales, se buscará el anhelado club, se construirá un salón de usos múltiples, donde el colega pueda realizar sus actividades familiares a la par de usarlo el Colegio para fines institucionales. Se dará recurso a la Dirección de Artes, se propondrán actividades deportivas en forma constante.
En el plano laboral y de ayuda se creará un Departamento de Becas, órgano liderado por profesionales que administrarán la información existente nacional e internacional para la consecución de becas, apoyos de estudio, etc. para que nuestros profesionales y estudiantes avanzados pueda acceder a ellos; se creará, a su vez, un departamento de oportunidades laborales, también administrado por abogados, a fin de promocionar las salidas laborales de nuestros profesionales, ofreciendo el espacio del Colegio para su utilización. Esto significará establecer una suerte de comunicación con empresas y órganos públicos para impulsar los llamados a concurso y anunciar las necesidades de servicios jurídicos para provecho de nuestros asociados.
Para todos aquellos que requieren un aval para estudios, relaciones, etc., el Colegio, previo estudio, promoverá su ayuda para quienes así lo necesiten, obrando como una institución que puede dar peso a las actividades de sus asociados. Esto, por ejemplo, puede servir de fuerza a los colegas que van a especializarse al exterior.
A la cena anual, la que podrá abonarse en cuotas, así todos pueden ir, se sumará un asado sin costo para toda la matrícula, siendo el ingreso un alimento no perecedero, a fin de unificar bajo un criterio social nuestra participación en los intereses comunitarios. El alimento será entregado a una institución de bien público.
Se revalorizará la actividad de nuestros abogados mayores, otorgando reconocimientos especiales a nuestros profesionales que honran la matrícula, sirviendo esto de ejemplo para los más jóvenes. El Colegio debe reconocer a nuestros valiosos colegas.
Esos abogados mayores, reconocidos, pueden formar un comité al estilo de asamblea permanente, a fin de promover ideas en beneficio profesional fruto de su experiencia. Esto, más la Comisión de Jóvenes Abogados servirá para conocer las necesidades profesionales y personales de ambos extremos de la profesión para su mejor servicio. De dicha conjunción pueden surgir, incluso, proyectos a consensuar, como el de Padrinazgo, el que goza de fuerte consideración en otros colegios del país, y que ayuda a establecer una matrícula fuerte.
Entiendo, además, que debe revalorizarse la enseñanza de la disciplina de la profesión. Nuestro denominado Código de Ética y Disciplina es, mayormente, de contenido disciplinario y, por tanto, cognoscitivo. Debemos enseñar profundamente de qué se trata ser profesional para que el abogado pueda desarrollarse plenamente y en comodidad de ejercicio. La experiencia nos dicta que, lo que los abogados jóvenes preguntan a los abogados mayores es, ni más ni menos, los contenidos de la ética y disciplina profesional, todos incluidos en nuestra ley 4976 y en el Código de Ética y Disciplina.
Las actividades deportivas y artísticas deben funcionar a pleno. Son el armazón, la construcción de una buena camaredería y representan la posibilidad de contención personal del abogado. Muestras permanentes, talleres de pintura, escritura, y de otras disciplinas que al profesional le interesen podrán ejercerse en el Colegio.
Un salón de mayor tamaño es necesario para el Colegio de Mendoza. El actual resulta de tamaño insuficiente para el tamaño de nuestra matrícula. De hecho, podría convertirse en sala de lectura y de anaqueles de biblioteca y construir otro más grande, denominados ahora de usos múltiples, para no solo utilizarlo para eventos académicos, sino también para eventos personales de nuestros profesionales, a un costo enormemente menor que la misma oferta del medio particular.
Hay que sentar definitivamente las bases de control ético, asumiendo el Colegio que la ley 4976 exige que seamos los propios abogados quienes juzguemos la conducta profesional de nosotros mismos. La línea de evitar esa responsabilidad conlleva, aparte del incumplimiento de la ley 4976, el riesgo de exponer al abogado a cortapisas profesionales cuando es el juez de la causa -con el que puede estar en conflicto- es que pueda sancionarlo. Esto es, por otra parte, uno de los principales cometidos de la matriculación mundial, prescripto especialmente por FACA.
Los servicios profesionales deben ser variados y todos tendientes a un solo fin: que el abogado y el procurador pueda trabajar mejor, más eficientemente, mejor informado, más accesiblemente. Si se observa, es un beneficio que da resultados inmediatos a la sociedad toda, a los abogados y al Poder Judicial.
Creo en las sumas que dan más para todas las partes, en las propuestas superadoras. Mi beneficio es tu beneficio. Ese standard puede aplicarse perfectamente en nuestra matrícula profesional. Actualmente -y está en este blog-, tengo el convencimiento de que conseguir un servicio jurídico on-line para toda la matrícula posible responde al interés de la sociedad en su conjunto y que por tanto debe irse tras el. Los abogados respondemos por el manejo de los intereses particulares en conjunción con la sociedad; debemos tener la mejor información a mano y del modo más accesible. Un buen conocimiento del derecho, actualizado, lleva a un mejor dictamen previo ante el cliente y a una prospectiva mejorada ante la posible causa. No es poco.
El Colegio tiene los recursos para estos objetivos, siendo el principal el de los abogados que dan su tiempo para ello, estableciendo las ideas y su trabajo para su concreción. Muchos de ellos me acompañan.
Es el momento para comenzarlas a actuar.