Suponé q sos uno de los terroristas iraníes q puso la bomba en la AMIA, y q no podés hacer lo mismo en alguna otra ciudad del mundo donde tengas determinado realizar otro atentado. Tenés un motivo importante por el cual no podés viajar: hay una orden internacional de captura de parte de Argentina que pende sobre vos como una espada de Damocles y que, en cualquier aeropuerto del mundo, un juez o interpol con la orden te detendrá y llevará a una prisión en Argentina mientras dure el proceso. O, depende del país, primero irás a una cárcel del país que te detuvo y, si algún fiscal o juez encuentra que tuviste participación en un delito allí -o, mientras dura la posible extradición-, algún otro país encuentra un testimonio que te vincula, estarás tironeado por las justicias que te reclaman. Todo este tiempo estarás sin libertad, y eso te elimina como terrorista o, si estás relacionado con el poder, para ejercer cualquier cargo.
Esa orden en Argentina es incapacitante para tus actividades, y sabés que es imposible quitártela de encima, porque para ello deberías comparecer a ese proceso en Buenos Aires, ser detenido, permanecer en ese país en caso de que te liberaran -pero que no lo lograrás porque no tenés domicilio estable en Argentina-, y, finalmente, conseguir un sobreseimiento o una absolución.
Pero no es tan imposible.
De un modo que nadie hubiera imaginado el país donde pusiste la bomba que mató ciudadanos argentinos deslinda juzgarte. Ese país no quiere ahora mantener los requerimientos de justicia de su Poder Judicial. Ese país, ahora, quiere que tus propios pares, es decir, gente de tu propio partido, de tu propia nacionalidad, parientes tal vez, te juzguen.
Increíblemente, el primer acto para que eso opere es que las órdenes de captura queden sin efecto. Ya no serán válidas porque el estado requirente no tiene la intención de juzgarte, en consecuencia los aeropuertos del mundo nuevamente serán viables para vos. Podés ir a organizar atentados y ver cómo explotan tus bombas allí mismo, en el lugar. O ir a impartir clases de terrorismo moderno en las FARC o la ETA, con alguna estadía en un cinco estrellas de Caracas.
Esa comisión que te juzgará en tu país es soberana, y no partirá desde una acusación extranjera, sino que reveerá la causa, es decir que todas las actuaciones procesales coercitivas quedarán sin efecto, y serás nuevamente libre, y todo comenzará de nuevo. Y eso sin pensar los problemas surgidos a consecuencia de la dificultad de que esa comisión se junte plenamente, porque cada vez que la misma no pueda integrarse -por una enfermedad de alguno de sus miembros, por la inercia de los enviados argentinos que no podrán viajar o no querrán hacerlo-, tu definición procesal (¿judicial? ¿comisional? ¿administrativa?) quedará postergada sine die.
Tu gobierno, el de Ahmadineyad, acaba de conseguir una de las más grandes victorias diplomáticas: Argentina, a través de su presidente, ha desistido de perseguirte, sos libre nuevamente para expandir el terrorismo por el mundo.
Ahora falta que el Congreso de Argentina -que se lo da por descontado- apruebe tal pacto. Intertanto, ya podés ir tramitando el pasaporte necesario.
La revolución -a través de las armas, la sangre y los negocios sucios- vuelve a sonreírte.
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