jueves, 5 de abril de 2012

Boudou y el último recurso

No ha sido mala la aparentemente inexplicable jugada de Boudou consistente en agredir a todo el mundo. 
Eligió su enemigo pero este no es a quienes insultó: su enemigo es la presidente.
Si se observa tiró contra todos los actores relacionados directamente con el enemigo inventado por el kirchnerismo para sostener su aparente batalla de aparentes victorias. Incluso fue mucho más allá, hiriendo a actores que no se encuentran en el nudo del conflicto inventado, como la sociedad de bolsa y otros.  Aunque si se tuviera que establecer un sector, el que delineó grotescamente Boudou está más cerca del origen del mal, la oligarquía y todo lo que representa la parafernalia bélica del discurso presidencial: la "corpo" (perdóneseme usar esa espantosa palabra), liderada por el líder de las tinieblas, Magneto/tto.

Pero esos no son los enemigos de Boudou. Sabiendo que las pruebas lo incriminan de modo concluyente -y su discurso aceptó los hechos con lo cual el video de su locución es prueba contra él mismo en el juicio-, le arrojó un ultimatum a la presidente consistente en esto: "estos son tus enemigos y ahora hay muchos más, pero si pierdo será porque ellos, esa "mafia" ganó la pulseada de poder, en consecuencia Cristina, te ganaron a vos". 

Atento a que tanto la presidente como su sector se mueven dentro de los medios y del discurso exclusivamente, Boudou y parte de la propia idiosincracia creada por la presidente abonarán que, efectivamente, el vicepresidente caído sería la principal derrota de Cristina, ya que no pudo ir contra los grupos oligárquicos y estos inventaron una mentira con éxito -la corrupción- y se llevaron puesto a su alfil. Boudou repetirá una y otra vez, ya fuera, que esos grupos le ganaron a la presidente.
  
   Es la encerrona del discurso presidencial el ardid de Boudou. Por estas horas ella estará pensando que el resultado del vice puede significar una derrota en su maquinación ideológica. El cálculo es, pues, puramente mediático y de poder. Oscila entre el artificio bélico discursivo, y la caída de imagen por sostener la corrupción.

  Hoy, la jugada de Boudou fue al centro emocional y discursivo del poder ideológico. Desde el punto de vista del poder fue táctico; desde el de un país víctima de corrupciones, es una tragedia.

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