sábado, 8 de septiembre de 2007

La demora judicial y la carencia de método científico

Uno de los inconvenientes -quizá el más grave- que suelo detectar en muchas áreas institucionales públicas y privadas es la carencia del muy seguro método científico para la toma de decisiones. El método científico es un fascinante y simple sistema para trabajar con la realidad y consiste simplemente en observación, hipótesis y experimentación. Es decir que, ante un problema, se lo debe observar a efectos de explicarlo, recrear el supuesto que lo solucionaría y hacerlo. Muy facil.
Sin embargo no es para nada común, por el contrario, abunda su carencia, sobre todo del primer elemento del método, que es la observación.
Doy un ejemplo de la Justicia de Mendoza. El presidente de la Suprema Corte emitió -aunque descontectualizado- el mensaje de que la notable demora en la tramitación de los juicios es causa de los abogados.
Investigué el asunto y descubrí que desde la Corte se habían observado dos (2) juicios y en uno de ellos aparentemente hubo demora en su tramitación. Ese dato fue tomado como válido para sentenciar como causantes de las demoras de más de 300.000 causas a los abogados.
El tema no es solo objetable por haber visto solo 2 causas, sino por no observar que se está ante un poder del Estado donde la trama de sus componentes (jueces, secretarios, personal, abogados, insumos, plazos, espacios, dinero, público, comunicaciones, etc.) no fue tenida en cuenta para dictaminar al respecto.
Tratándose de una cuestión sistémica importante -por ejemplo, si los ujieres llevan un día más tarde los exptes. de un juzgado a otro, por cada acto de comunicación se van agregando días de atraso que, al finalizar el proceso pueden haber sumados meses; y esto es solo una de las variables posibles-, la observación requiere mucho más que la vista de solo dos expedientes. Requiere, como mínimo, una atención personalizada de vasta áreas del sistema a fin de establecer detalles importantes en el manejo del sistema. Para ese análisis se requiere personal capacitado, buen software y organización para dictaminar dónde se producen las cuestiones que conllevan a la demora, más allá de, por ejemplo -y es también variable macroeconómica-, la 1) cantidad mínima estimada de jueces por habitantes en países de 2) desocupación bajo subsidio. Esto lo agrego por cuanto quien se encuentra desocupado y percibiendo dinero por parte del Estado tiene más tiempo y ganas de denunciar hechos que quien se encuentra ocupado. Esos hechos denunciados desbaratan la estadística de judicialidad de una población.
Es decir que son muchas las variables para determinar la denominada demora judicial.
Y no se trata esto de una defensa corporativa de los abogados -aunque corresponde defender bajo la infundada acusación-, sino de que para realizar un trabajo serio para dar soluciones que mejoren el Servicio de Justicia, se debe hacer primero un diagnóstico probado y serio. Luego, a buscar cómo solucionarlo, lugar donde los mismos abogados desde nuestro especial podemos ayudar; como ocurre con este artículo.

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