domingo, 10 de junio de 2012

Oposición II: el ring de lucha

    Explicamos de qué se viene el oficialismo: quiere todo. Aunque parece un fin legítimo, finalmente para ocupar lo que pertenece a otro y evitar la natural resistencia del desalojado, el método termina en violencia. Tengo una mala noticia: esa violencia queda justificada cuando tiene éxito, porque confirma el desideratum de actuación, ya que se consigue el "vamos por todo".
    En la Argentina de 2012 la oposición se encuentra ante una inesperada ayuda proveniente de alguien mucho más inesperado: la salida de Esteban Righi de la Procuración de la Corte por (la) causa del vicepresidente Amado Boudou. Sin esta exclusión desde el mismo poder la oposición no tendría el espacio que hoy se le presenta.
   Así, estos días la oposición pudo evitar la designación del no cualificado Reposo. En forma inmediata el gobierno dio otro nombre:  Alejandra Gils Carbó.  ¿Pero la oposición se ha dado cuenta cuál es su lugar acá y en el futuro respecto de esto?
     Posiblemente no.
  Veamos: el esquema de lucha del oficialismo para imponerse totalmente requiere un sólo medio: la anulación de la oposición en todo espacio de poder.  En gobernaciones, intendencias, empresas públicas y juzgados de todo el país lo está consiguiendo, siendo muy poco lo que a esta le va quedando. No obstante hay dos lugares que son fundamentales en esta lucha que el oficialismo ha instalado: los medios no oficialistas y la Justicia.
    Los hechos exhibidos por la prensa crítica coinciden en general con las ideas y posturas de la oposición. Sin pagar un centavo, la oposición encuentra su palabra crítica reflejada en los medios no oficialistas y aclaremos algo más: es el único modo al que tiene acceso para poder expresar su palabra, para comunicarse. Sin la prensa no oficialista ningún opositor podrá ser escuchado más que por su círculo de allegados. Para que un senador radical consiga que un ciudadano de Catamarca no sólo lo escuche sino que sepa que existe, sólo lo podrá hacer desde Clarín, TN, La Nación y Perfil.
    Ese es el paradigma que cuando se votó la ley de medios la oposición no identificó: que la oposición como sujeto comunicacional, sólo toma virtualidad si hay medios libres. Haciendo una yuxtaposición de causas: sin medios no oficialistas desaparece la oposición como tal.  Sin los medios no copados por el cristinismo, ningún dirigente de la oposición podrá ser escuchado por nadie: no podrá hacer campaña ni denunciar hechos ni exponer sus ideas. Virtualmente no existirá porque sin medios no se consiguen votos.
    Entonces ese es el ring principal de lucha al que está subido la  oposición: que los medios no oficialistas no sólo permanezcan, sino que necesitan desesperadamente cuidarlos. La suerte de la oposición está ligada a la suerte de Clarín, La Nación, Perfil y sus medios relacionados.
   Si estos desaparecen, no habrá más oposición ni alternativa. Por muchos años. 

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